viernes, 13 de febrero de 2009

Revista el club de los voladores N°1 / Febrero / Nota de la Semana

Nota de la semana:





México.- Como una arquitecta de fantasías, creadora de una fábula cuadro por cuadro, definió Carlos Monsiváis a la artista Leonora Carrington (Lancashire, Inglaterra, 6 de abril, 1917), de quien elogió su imaginación inagotable.
En una tarde de remembranzas e historias alrededor de la creadora que trajo consigo el surrealismo a México, se sucedió el encuentro “entre amigos” que han sido protagonistas de la vida cultural en los últimos 50 años.
Acudieron puntuales a la cita Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y el propio José Luis Cuevas, quienes tuvieron que esperar 55 minutos a Carlos Fuentes. Ramón Xirau nunca llegó porque, informó su esposa Anita, “tiene neumonía”.
Leonora Carrington sentada casi al extremo izquierdo de la mesa, sólo escuchaba los comentarios y las anécdotas de quienes han tenido el privilegio de conocerla y compartir su amistad.
Identificada como la máxima presencia del surrealismo en México, corriente que la ha convertido en una vidente capaz de convocar los sueños, Leonora estuvo acompañada en el acto-homenaje de sus hijos Pablo y Gabriel.
“Mi vida ha sido aburrida”, le dijo en una ocasión al ensayista Carlos Monsiváis, quien relató que en 1968 donó uno de sus cuadros al movimiento estudiantil.
“Un día me cita y me entrega un cuadro maravilloso que le ofrecía al movimiento para que fuera sorteado, con una leyenda que decía más o menos así: ‘Quisiera compartir sus sueños y quisiera que compartieran los míos’.”
Monsiváis dijo que Leonora creyó en el movimiento estudiantil y se sintió feliz de compartir su arte. Esa acción le pareció maravillosa.
Carlos Fuentes, el autor de La región más transparente, evocó y describió detalladamente uno de sus sueños fantásticos, pero antes de que terminara su narración fue aplaudido por el público, porque pensó que había concluido su discurso… de inmediato les aclaró: “¡No he terminado!”
Cuando expresaba que “el arte es el secreto de la realidad”, él mismo interrumpió abruptamente su lectura para callar a la esposa de Ramón Xirau, quien al sumarse a la mesa empezaba a saludar a Leonora Carrington: “¡Déjame hablar Ana María!”
“La imaginación no sólo refleja la realidad sino que la crea… La imaginación es el nombre del conocimiento en arte. La locura es una metáfora de la imaginación, el arte es la reserva de cuanto no se puede asimilar”, dijo el escritor.
El artista plástico José Luis Cuevas, quien fue el primero en hablar, destacó que la obra de Leonora es “espléndida”, que no se limita únicamente a la pintura, sino también aborda la escultura y también escritura, gracias a la cual concibió algunas obras de teatro, que fueron estrenadas con enorme éxito.
“Mi esposa Beatriz del Carmen Cuevas fue quien tuvo la idea de hacer este homenaje, con la enorme admiración y cariño que le tenemos a nuestra queridísima Leonora.”
La escritora y periodista Elena Poniatowska aseguró que donde está Leonora Carrington está el surrealismo, y aunque André Bretón consagró a México como país surrealista por excelencia, en México el surrealismo llegó a raíz de la guerra, llegó en el caso de los españoles después de haber conocido la persecución.
“Leonora salió de España y vino en barco en 1945. Antes había sido una niña habitada por las leyendas celtas de su abuela irlandesa, transformada más tarde en una joven inglesa…a quien su madre ayudaría a hacerse pintora”, expresó la autora de Hasta no verte Jesús Mío.
Sobrevivió a una Europa cruel y enloquecida, en una época incomprensible de vejaciones. España la marcó porque en el mundo franquista intentaron romperle su mundo imaginario y el afectivo.
“Sin embargo, a esa época en Santander le debemos nosotros los mexicanos la dádiva inesperada y gratuita de su presencia en México”, subrayó Poniatowska.
Surrealista, “un título nobiliario”
El cronista y narrador Carlos Monsiváis expresó que entre 1935 y 1942, aproximadamente, llegaron a México expulsados por la Segunda Guerra Mundial algunos participantes del movimiento surrealista como André Bretón, Remedios Varo, Wolfgang Paalen y Katy Horna, todos ellos parte de una obra que ahora es irrefutable.
“Por cierto, en ese momento decir surrealista era entrar en una complejidad, no muy comprensible, y ahora ser surrealista es un título nobiliario de la vida artística, por lo cual supongo que Leonora, que es esencialmente democrática, ya no estaría tan a gusto con ser surrealista, porque ella no pertenece a nobleza alguna, así sea la del arte”.

Corresponsal voladora :Leticia Sanchez

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