lunes, 21 de septiembre de 2009
Juan Rulfo
Si de Surrealismo hablamos que mejor representante del realismo magico que Juan Rulfo,no hablaremos del escritor sino del otro Rulfo el fotografo, no solo dedicado a crear imágenes con las letras, también coloca historias en sus fotografías que nos cuentan breves relatos del momento, el ojo crítico del maestro nos muestra el arte que refleja la identidad mistica de un pueblo golpeado por la historia y sobreviviente de sus circunstancias, grita el pueblo en silencio, aullan los hombres sentados bajo los arboles con el viento, lloran las mujeres su soledad a los rios mientras lavan, y los niños juegan con el polvo dibujando fantasmas del pasado, es asi como el universo del maestro nos transporta a una region reticente, parsimoniosa, de luz y de sombras, personajes contrastados, que se mueven a traves del tiempo contando sus penares.
el trabajo fotógrafico captura la escencia de sus personajes, busca los detalles que parecen desapercibidos haciendolos visibles, logra capturar el entorno monocromatico desde su angulo, la perspectiva es parte de su visión captura las líneas, su lenguaje es simple y poetico, empatico de su nación, captura los ojos de México, los del alma desnuda de nuestra patria, y nos enseña de que estamos hechos, del barro y del maíz.
Jos
(Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) Escritor mexicano. Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que Juan Rulfo recreó en su breve pero brillante obra.
En 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. A partir de 1938 empezó a viajar por algunas regiones del país en comisiones de servicio y publicó sus cuentos más relevantes en revistas literarias.
En los quince cuentos que integran El llano en llamas (1953), Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social.
En su obra más conocida, Pedro Páramo (1955), Rulfo dio una forma más perfeccionada a dicho mecanismo de interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo misterioso y lo real, y obtuvo la que se considera una de las mejores obras de la literatura iberoamericana contemporánea.
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