miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los filosofos muertos


El concepto de la filosofia se expresa en una frase :El bien vivir nos dota para el bien morir .
Vemos que tan filosofos fueron todos ellos :

Pitágoras permitió que le asesinaran antes que cruzar un campo
de habas;
Heráclito se ahogó en excrementos de vaca;
Platón murió supuestamente por una infección provocada por
piojos;
Se cuenta que Aristóteles se suicidó con acónito;
Empédocles se lanzó al monte Etna con la esperanza de convertirse
en un dios, pero una de sus sandalias de bronce salió expulsada
por las llamas como confirmación de su mortalidad;
Diógenes murió conteniendo la respiración;
Lo mismo hizo el gran radical Zenón de Citio;
Zenón de Elea murió heroicamente mordiendo la oreja de un
tirano hasta que fue muerto a puñaladas;
Lucrecio supuestamente se suicidó tras volverse loco por haber
tomado un filtro de amor;
Hipatia fue asesinada por una multitud de cristianos furiosos,
que le arrancaron la piel utilizando conchas de ostra;
Boecio fue cruelmente torturado antes de que lo mataran a garrotazos
por orden del rey ostrogodo Teodorico;
Juan Escoto Eriúgena, el gran filósofo irlandés, fue presuntamente
apuñalado a muerte por sus alumnos ingleses;
Avicena murió de una sobredosis de opio tras entregarse demasiado
energéticamente a la actividad sexual;
Tomás de Aquino murió a cuarenta kilómetros de su lugar de nacimiento
tras golpearse la cabeza contra la rama de un árbol;
Pico della Mirandola fue envenenado por su secretario; y Sigerio
de Brabante lo fue por el suyo;
Guillermo de Ockham murió por la peste negra;
Tomás Moro fue decapitado y su cabeza fue colocada en la
punta de una lanza en el Puente de Londres;
Giordano Bruno fue amordazado y quemado vivo en la hoguera
por la Inquisición;
Galileo escapó por poco del mismo final, pero le costó una condena
a cadena perpetua;
Bacon murió en las calles de Londres tras rellenar de nieve un
pollo para comprobar los efectos de la refrigeración;
Descartes murió de neumonía como consecuencia de dar clases
a primera hora de la mañana, en pleno invierno de Estocolmo,
a la prodigiosa reina Cristina de Suecia, que solía vestir
como un hombre;
Spinoza murió en su habitación alquilada en La Haya cuando
todo el mundo estaba en misa;
Leibniz, desacreditado por ateo y olvidado como figura pública,
murió solo y fue enterrado por la noche en presencia de un
único amigo;
El apuesto y brillante John Toland murió en Londres en una pobreza
tan escuálida que ni siquiera se señaló el lugar donde
fue enterrado;
Berkeley, un ferviente crítico de Toland y de otros de los denominados
«librepensadores», murió un domingo por la tarde
en una visita a Oxford mientras su mujer le leía un sermón;
Montesquieu murió en los brazos de su amante, dejando inacabado
un tratado sobre el gusto;
El ateo y materialista La Mettrie murió de una indigestión causada
por la ingesta de una enorme cantidad de paté de trufas;
Rousseau murió de una hemorragia cerebral masiva que posiblemente
fue causada por un violento choque con un gran
danés en las calles de París ocurrido dos años atrás;
Diderot se asfixió atragantado por un albaricoque, probablemente
para demostrar que se podía experimentar placer
hasta el último aliento;
Condorcet fue asesinado por los jacobinos durante los años más
sangrientos de la Revolución Francesa;
Hume murió tranquilamente en su cama tras salir indemne de
las investigaciones de Boswell sobre la actitud del ateo hacia
la muerteLa última palabra de Kant fue: «Sufficit», «es suficiente»;
Hegel murió en una epidemia de cólera y sus últimas palabras fueron:
«Sólo un hombre me ha comprendido... Y aun él creo que
no me comprendió» (supuestamente se refería a él mismo);
Bentham hizo que le disecaran y está sentado a la vista del público
en una urna de cristal del University College de Londres,
para maximizar la utilidad de su persona;
A Max Stirner le picó un insecto volador en el cuello y murió de
la infección resultante;
La lápida de la tumba de Kierkegaard se apoya en la de su padre;
Nietzsche realizó un largo, demenciado y gradual descenso al
olvido tras besar a un caballo en Turín;
Moritz Schlick fue asesinado por un estudiante perturbado que
después ingresó en el partido nazi;
Wittgenstein murió al día siguiente de su cumpleaños. Había recibido
una manta eléctrica como regalo de su amiga la señora
Bevan, que le dijo: «Que cumplas muchos más»; mirándola
fijamente, Wittgenstein replicó: «No habrá más»;
Simone Weil se dejó morir de hambre como muestra de solidaridad
con la Francia ocupada durante la Segunda Guerra
Mundial;
Edith Stein murió en Auschwitz;
Giovanni Gentile fue ejecutado por partisanos antifascistas italianos;
Merleau-Ponty presuntamente fue encontrado muerto en su
despacho con la cara entre un libro de Descartes;
Roland Barthes fue atropellado por una furgoneta de una tintorería
tras reunirse con el futuro ministro de Cultura de Francia;
Freddie Ayer tuvo una experiencia cercana a la muerte, en la que
presuntamente vio a los amos del universo, tras atragantarse
con un trozo de salmón;
Gilles Deleuze se defenestró desde su apartamento de París para
escapar del sufrimiento que le provocaba el enfisema.

En el transcurso del mes iremos recorriendo en particular cada caso de los cuales me parescan exepcionales, en base a la bibliografia de Simon Critchley de El libro de los filosofos muertos .

Esto fue solo un tentempie
Cristian Alonso Mendoza Duran

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